miércoles, 30 de marzo de 2011


La última novela o nouvelles de Mercedes Cebrián inquieta al lector desde el título: La nueva taxidermia.


La taxidermia es, según la RAE, el arte de disecar animales para mantenerlos con apariencia de vivos.


Este concepto de connotación siniestra ha tenido, sin embargo, cabida en la decoración de espacios muy diferentes durante cierto tiempo. Y aún hoy podemos descubrir entre las conchas marinas que rellenan un cuenquito de vidrio, la cola sobresaliente de un desapercibido caballito de mar disecado (en el lavabo del baño de unos familiares o en la mesa de la sala de espera de nuestro dentista). En el peor de los casos, también nos podemos topar con la cabeza de un mamífero clavada en lo alto de la pared de un restaurante rústico con fotos de grandes toreros, y especialidad en carnes.


La taxidermia desprende, entre otros elementos, una cualidad de autómata que favorece el papel de ejecutor del otro, del que no está disecado: del que observa y manipula una engañosa suerte de vida: un cuerpo momificado, embalsamado. A la espera.


Los dos personajes femeninos de este libro, se acercan a este proceso y lo reinventan.


En el primer relato “Qué inmortal he sido”, la narradora intenta actualizar un episodio pasado: una fiesta en casa de una antigua conocida, anfitriona entre las anfitrionas y amante de su propia decoración: Virginia.


Para recrear este momento, la protagonista se esmerará, hasta conseguir un simulacro perfecto que incluye su propia regresión estética al tiempo en el que aconteció el espectáculo:


Para reconstruirla, oh paradoja, primero tengo que reconstruirme yo. Mi peso en ese momento eran 55 kilos, por eso, a partir de ahora, sopa de verduras y pollo hervido a diario. El pelo lo llevaba capeado y desfilado, según la terminología del sector peluquero (…) No era el mejor momento capilar de mi vida, pero era mi realidad de aquella época y así debo acatarla.


Simulación que crea un espacio doble y que otorga un nuevo poder al personaje, superior al de atravesar el tiempo: la condición de anacronismo la convierte en doble de sí misma.


Jean Baudrillard, muy interesado en esta necesidad posmoderna de doblar y simular, ofrece la definición de simulacro, diciendo que “es la especie hecha en semejanza de una cosa o persona. Especie que forma la fantasía“. El filósofo, además, advierte la cualidad hiperrealista de este nuevo objeto simulado y su susceptibilidad al deterioro, que le permite acercarse al objeto real, y, en última instancia, confundirse. Una vez, dada esta confusión, la fábula se cerrará: estaremos, entonces, ante un simulacro de segundo orden.


En nuestro relato, una vez conseguida la instalación, el círculo se cierra, la analepsis ha funcionado. El personaje ahora, forma parte del collage. Pero aún no se ha contestado la pregunta: quién vuelve a quién, ¿nosotros al recuerdo o el recuerdo a nosotros?


En el segundo relato o nouvelle “Voz de dar malas noticias”, el narrador nos propone la posibilidad de pactar nuestra voz con unos títeres: La idea sería suplantarse a sí mismo, simularse. Nos dice, y continúa después: Títeres suplantando a humanos, títeres como intermediarios.


A continuación, Belinda es presentada en un capítulo que recrea un leve accidente en un autobús. La puerta del bus se ha cerrado con el pie de Belinda entre medias y ésta no es capaz de proferir un mensaje de auxilio al conductor.


La incapacidad comunicativa de Belinda queda bien ilustrada en este capítulo.


Esta ausencia de voz, sin embargo, se presentará múltiple al ser escindida con la ayuda de tres ventrílocuos que funcionan, en principio, como intermediarios entre Belinda y la palabra. Como amputaciones siniestras, si se quiere, de una voz multirreferencial, que supone más que un desdoblamiento, un triplicamiento de la identidad de Belinda.


El conflicto se ve agudizado cuando sus muñecos Berta, Muccia y Juanjo, dejan de ser intermediarios y alcanzan una voz propia:


¿acaso Belinda no había quedado con ella misma en que sus personajes eran meros intermediarios entre ella y el resto de la gente? ¿por qué, entonces, tener que aguantar las protestas de Berta, estando las dos solas?


Ante esta usurpación de derechos, la protagonista decide sintetizar su identidad en un cuerpo más pequeño, que la nombre como tal: Minibelinda.


¿Equivale entonces Minibelinda a la Belinda en tiempo real miniaturizada?


(…) Todo apunta que sí.


En ambos relatos, un elemento real y cotidiano se lleva a extremos sorprendentes, donde la referencia primera se hace perversa y siniestra.


Así, en la primera historia, la necesidad de recrear el pasado o de actualizar un recuerdo, lleva a la narradora, propietaria de una falsa empresita de eventos, a convertirse en sujeto de una perfecta parafernalia vivida hace cinco años.


O, en la segunda narración, Belinda, víctima de la inmadurez verbal y carente de coraje para enfrentarse a situaciones adultas, acaba multiplicándose en potentes voces que ella misma prefabrica, confirmando que su incapacidad es, en realidad, miedo a ser la responsable de su propio discurso verbal.


Este peculiar contenido, llega expresado desde una voz que, a veces, narra, conduce, propone, apela e incluso, como poseedora de informaciones adicionales, realiza guiños al lector. Rasgos de la narrativa que inventa una ficción y un tiempo, pero también del ensayo, que valora y que reordena. Parecemos asistir a la lectura de un género diferente, híbrido, una pieza, además, llena de frescura, ingenio y asombro.





martes, 22 de marzo de 2011


Huelo el libro.
Y retengo un perfume
como una vocal de apoyo inadvertida que previene la cacofonía.
El libro lo sabe y yo lo sé.
Él es el soporte invencible. Yo soy la carne.
Busco una mota de polvo o de saliva que me espere sumergida entre la tinta.
Saliva satinada en un con acento diacrítico.
En un tu posesivo.
En un tu que me nombre y que me escupa.

domingo, 20 de marzo de 2011



La Fundación Fondo Internacional de las Artes, FIArt, se suma a la celebración del 21 de marzo, Día Mundial de la Poesía, ofreciendo una lectura abierta de poemas.

Coordinarán el recital los poetas Julia Sáez-Angulo y Luis Pino.

Con la participación de:

Maica Bas
Joaquín Pavía Cardell
Manuel Muñoz Hidalgo
Julio Santiago
Andrés González Andino
Verónica Delgado
Emilio Porta


Fundación Fondo Internacional de las Artes, FIArt
C/ Infantas, 27, 2º Izquierda
28004 Madrid
Tel: 91 525 23 53
fiartorg@gmail.com

viernes, 18 de marzo de 2011


Ponerme uñas postizas
con la pegatina ovalada de diez mandarinas.
Y teclear hierática en una caja registradora.
¿Cuántos huevos va a llevarse, caballero?
Escribir catorce esdrújulas en mi pizarra.
O sentar a mis muñecos y operarlos.
(Tengo mascarilla de dentista. Soy afortunada).

lunes, 14 de marzo de 2011

EL EMBARGO

Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos.
No le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo...
Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s'ha muerto!
Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está jediendo.
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro...
¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro...
¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de esos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s'ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una noche muerto!...
Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo.
Lleváisoslo todu,
todu, menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo...
¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!...


Gabriel y Galán, poema extraído de sus "Extremeñas".

miércoles, 2 de marzo de 2011



Los trabajadores de la palabra hablan mucho últimamente de por qué escriben.
Hace tiempo leí un artículo en el que Julio Wallovits afirmaba que el arte es “salirse de uno mismo para observarse”. Esta idea de desdoblamiento, algo narcisista, me parece acertada. Aunque, extendería la observación a más realidades que a uno mismo, seguramente en la selección del material real observado hallaríamos tanta individualidad como en el espejo, y sería, además, un proceso mucho menos aburrido.

Faltaría que nos planteáramos por qué las palabras y no un buen pincel azotador. Si la condición de palabra, primeramente que la de imagen, llama y refiere, la literatura es una necesidad de renombrar. Una traducción creativa que necesariamente nace y muere en el metalenguaje. En este otro decir el significante puede perder el vínculo con su significado o estrecharlo, es ahí cuando se impone una representación si no nueva, renovada, y donde imagen y palabra resultan partes de un mismo entramado.
Luego, está el artista: con él llegó el peligro.

martes, 1 de marzo de 2011



THE NIGHT OF THE HUNTER

La noche y el cercano chillido de mi ropa tendida.
Una jaula abierta y tres plumas verdes de un papagayo.
Bajo mi lecho hay un lago,
un lago espeso que no me hunde.
El agua me da miedo y, a esta hora,
se confunde con la tinta de un calamar.
Y el silencio.
En noches de silencio exacto
se perfila en mi ventana
la sombra de un predicador.


LA FONÉTICA MANDA

Hoy tengo ganas de hacer algo malo.
No es por mí es por esta habitación.
¿Sabes cómo se dice huérfano en italiano?
ORFANO
El diptongo we evoluciona a o,
como en nuestro sustantivo "orfandad".
Ojalá la f evolucionara a g.
Así orfano sería un instrumento musical.
A mí me gustaría tener un órgano.
Sería un verdadero false friend.

Hoy tengo ganas de hacer algo malo,
De quemar algo y acostarme con un hombre casado.
De envenenar a un perro, tengo ganas.
De abrir un coche con una horquilla y conducirlo a un canal.

Al principio me daba miedo Venezia.
Tenía una sensación extraña, como una fobia, como si me ahogara de belleza y agua. Las calles de Venezia son demasiado estrechas.

Allí en el canal grande quiero ver un coche, un coche largo y oscuro, fúnebre, un coche de muertos. Eso es malo y feo. Y yo hoy tengo ganas de hacer algo malo.
Y feo.