lunes, 14 de febrero de 2011



JUAN Y LA PLANTA DE HABAS

He visto a un gigante contar monedas de oro
mientras Juan estaba escondido en un baúl
y una doncella gritaba para velar su respiración.
Había un camino imposible entre la casa de Juan
y el floema de la planta en cuestión.
Y una distancia de dos palmos entre el baúl y una gallina.
A Juan le daban miedo las gallinas.
Tampoco le gustaban los mamíferos.
Quizás por eso había hecho el trueque
de su vaca por tres habichuelas.
La madre de Juan nunca perdonó este cambio
y Juan eligió vivir encerrado para siempre.


***

Sobre un relato de Cuentos al amor de la lumbre

Y despertó el príncipe del río en el pecho
Donde bailaban desnudas las lavanderas
Donde me ahogué dulcemente cuando era niña.

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