viernes, 29 de abril de 2011

RESISTENCIA

Cómo la extracción de tu recuerdo
si no alcanzo a escribir "guión" sin tilde.

miércoles, 27 de abril de 2011



El error de partida fue creer que yo podría, con mis posibles soluciones, alterar el curso de las cosas, conducir esta situación hacia una salida digna, positiva, feliz. (pág. 37)

Ocho cuentos conforman esta antología titulada Los enfermos erróneos.
Distintos personajes vagan por estas historias, como sujetos atormentados por una patología peculiar que afecta directamente a su contexto cognitivo y emocional, modificando su percepción de la realidad y propiciando la creación de un mundo paralelo.
Seres de nostalgia exacerbada despliegan un interesante discurso sustentado en los pilares básicos de la filosofía humana: la felicidad, la belleza, la identidad, las responsabilidades, la infancia, el recuerdo, la inseguridad, el autoestima, la vida y la muerte.
Si extraemos la agitación concreta que cada personaje – de manera muy diferente- aporta a este discurso, hallaremos una serie de elementos vitales y universales que condicionan la esencia del ser humano y nos asombraremos descubriendo en conductas hiperbolescas cierta sensatez coherente con el sinsentido propio de la vida.
Así, la idea de la elección, como un ejercicio que irremediablemente condena al ser que elige.

Optar por una opción, escoger un camino y no otro, desechar una posibilidad, y salir bien parado, exitoso, siempre es un acto heroico y traumático. No puede haber héroes sin sufrimiento. (pág.177)

La opción elegida, la llevada a cabo pesará tanto como la no elegida. La primera configurará nuestra vida real (la de la esfera biológica) y la segunda pesará en una vida paralela que ejemplifica perpetuamente “lo que no somos”.
De alguna manera ya cuando se crea la vida, se está creando la muerte. (pág.176)
El problema llega cuando la vida paralela pesa más que la real, convirtiéndose así en más real que la primera y ocupando su espacio. Cabría preguntarnos hasta qué punto podemos controlar el desbordamiento de las frustraciones personales, impidiendo que pese más la realidad vencida que la lograda.

La angustia, la melancolía y la ternura están presentes en estas ocho narraciones que estampan una suerte de debilidad y poesía, de valentía desamparada,  encarnada en personajes dispares que, sin embargo, coinciden en los  rasgos fundamentales de su semántica.
Entre ellos, deambula una voz común, el personaje de Gregorio Palacios, teorizador de la vida, revelador de sí mismo, ficción dentro de la ficción, como estrategia borgiana que favorece la inquietud en el lector.

De especial maestría narrativa se presenta el relato “Las niñas de la terraza”, perfecto ejercicio de digresiones temporales, de desvelos paulatinos que dejan entrever una gravedad contenida que, sin estallar, retumba. Un inevitable recuerdo al impecable fluir verbal que Juan Rulfo brindaba a sus personajes de El llano en llamas.

Definitivamente, estamos ante una obra de madurez sobrecogedora. Más que de enfermos, de sombras, de tiempo, de engaño, de sinsentido. Quizás por eso, la renuncia al lenguaje de algunos de sus personajes, el aparente agotamiento de la imaginación,  la imposibilidad de un enunciado para una referencia basada en lo subyacente.


martes, 19 de abril de 2011


Chema Madoz

Bastante:

Tenderse en un lecho

Ser de sexo flor y fruta

Descrita blanca, hetaira o serrana

Ser pureza o muerte

Permanecer

martes, 12 de abril de 2011




REPENTINA SUMISIÓN LA DEL ADVERBIO

Podrá hoy durar cinco días

si damos la muerte a veinte gallos

si la inquietud de mi cintura desvelada

si el olor a tierra.

Cuando sea tu recuerdo, como un letargo feroz e incomprensible:

como un aún, mañana, todavía.



Me alié con el dolor
para protegerme de su veneno.
Pero aún siento cristales
volando en mi interior.

martes, 5 de abril de 2011


Sophie Calle
LUNA (Y BARBARIE)

1

Amnesia no:
un aprisco de dos metros cuadrados.
El cielo complicaba aquella danza.
Ya perpetua la luna.
Ya un rugir de animales mutilados.
El agua limpió el barro de mis ojos
y continuó la luna fijamente.

2

Tampoco las señales del auxilio
ni el golpe de la loma frente al agua.
Los grillos que sintieron el tornado
silbaron acusando como perros.
¿Arañaban el pecho los caníbales?
Acaso eran las zarzas más sutiles
subyugándome al rasguño,
levantándome la falda.